Allá por el año 2000, llegaba a los hogares españoles una revolución en la comunicación online que marcaría un antes y un después.
Messenger, una de las primeras herramientas de mensajería instantánea, permitía comunicarte en tiempo real con cualquier persona en cualquier parte del mundo, lo que supuso para los jóvenes de entonces un sinfín de posibilidades comunicativas que, hasta entonces, habían estado limitadas a conversaciones telefónicas (en muchos casos, poco privadas en el comedor de nuestros padres) o a los mensajes de correo electrónico, que de comunicación inmediata tenían poco.
Recordemos también que era una herramienta “gratuita” a diferencia de los mensajes de SMS de telefonía móvil.
La inmediatez en la comunicación y la fácil usabilidad, hicieron que MNS Messenger se culminara por encima de otras herramientas de similares características. Y es que, para poder utilizar esta herramienta, solo necesitabas conexión a internet, descargarte la aplicación y disponer de una cuenta de Hotmail, y automáticamente podías comunicarte con todos tus contactos.
Profundizando un poco en los orígenes de Messenger.
Messenger nació a mediados de 1999, lanzando su versión 2.0 bajo el nombre de MSN Messenger Service. Llegó a competir con otras herramientas de mensajería instantáneo como ICQ, AIM de AOL y Yahoo, y tuvo serios problemas con AOL por usurpación de usuarios, que llevó a Messenger a tener serios problemas judiciales.
La principal diferencia entre MNS Messenger y el resto de las herramientas era que ya venía instalado en todos ordenadores que contaran con un sistema operativo de Windows (a partir de Windows XP) y que se conectaba con Hotmail, el servicio de correo electrónico utilizado por la gran mayoría de personas por aquel entonces.
Durante los dos primeros años, MSN Messenger Service fue una herramienta bastante básica para lo que estaba por venir. Permitiendo mensajería instantánea básica y la posibilidad de compartir archivos.
Parece moco de pavo, pero poder compartir archivos en aquella época (sobre todo los apuntes) sin depender de ninguna herramienta externa y de manera inmediata, nos salvó a muchos. Aunque cabe destacar, que la velocidad con la que se compartían los archivos era bastante lenta, pero mientras se cargaban, podías seguir chateando, así que la espera se hacía bastante más amena.
En 2001, con la entrada de Windows XP, llegaría la versión 4. Para entonces, todos los usuarios que contaran con este sistema operativo ya tenían instalado Messenger por defecto. La interfaz fue mejorada, actualizando el uso de los famosos emoticonos (hoy llamados emojis) Otra novedad fue la posibilidad de realizar llamadas de audio, eso sí, la calidad de las llamadas dejaba mucho que desear. Realizar una llamada, era más un suplicio que una ventaja. No sabías si estabas hablando con tu amiga, o con una voz de ultratumba.
En 2002, entró la versión 5.0 y la webcam. Oh dios mío, si disponías de una webcam ¡eras Dios! Ya no solo podías chatear y hablar, además podías hacer una videollamada con cualquier persona, aunque estuviera a kilómetros de distancia. Yo no fui una de las afortunadas en tener webcam para aquellos entonces, pero recuerdo como se abrió un mundo de posibilidades en el momento que tuve una.
Pero sin duda, la versión que más novedades trajo fue la 6.0 en 2003, ya que te permitía la personalización de la interfaz de una manera más detallada. Podías personalizar el fondo de pantalla, añadir avatares, los emoticonos ahora eran en 3D y las conversaciones por audio fueron mejoradas.
No olvidemos los juegos integrados, que te permitían jugar sin salir de la pantalla del chat y hacer un multijugador al mítico buscaminas, a las damas o al solitario, haciendo mucho más entretenida la experiencia. Messenger ya no era solo una herramienta de mensajería, también era un lugar de entretenimiento donde “quedar” con tus amigos. Fue en 2013, cuando Messenger se consolidó como la empresa de mensajería más utilizada en todo el mundo.
En 2005, entró por la puerta grande la versión 7 y la 7.5, añadiendo el mítico y molesto “zumbido” que no solo contaba con un horrible sonido, sino que hacía temblar toda la pantalla del chat! Todavía recuerdo a la impaciente de mi amiga enviándome zumbidos como si no hubiera un mañana cuando iba a por un vaso de agua y no le contestaba de inmediato. En esas versiones, también se introdujeron los guiños, para poder representar nuestras emociones o estados de ánimo de una manera más gráfica si cabe. Vendría a ser un equivalente a los GIFs de hoy en día.
En 2006, Messenger, con su versión 8 MNS Messenger cambia de nombre y pasa a llamarse Windows Live Messenger. No solo cambio de nombre, sino que ya ofrecía videollamadas de calidad. Para aquel entonces, ya casi todos disponíamos de una webcam, cosa que te permitía hacer videollamadas para estudiar junto a tus amigas, o verte con amigos que estaban en la otra punta del mundo y donde lo único a tener en cuenta era la diferencia horaria. Ya no solo era mensajería instantánea, era una ventana hacia el mundo.
A los tres años (2009) Windows Live Messenger lanza su versión 9. Esta versión fue el deleite de los más cotillas. Si un contacto subía una nueva foto o cambiaba su estado, te enterabas enseguida. Era como la previa de las redes sociales. El Messenger no era solo para hablar, sino para saber qué hacían los demás. Podías personalizar tu estado y aparecer como “escuchando música” o “ausente” y era una manera de decirle al mundo cómo te sentías sin tener que decir nada.
Siguen las actualizaciones, pero la siguiente más relevante es la 15.5 en el 2011, ya que Messenger se integró con el gigante Facebook. Messenger consiguió unir los dos mundos. Ahora, podías ver tus mensajes de Facebook y actualizar tus estados desde una misma plataforma, así que fue como llevar todas tus redes sociales a MSN. Esta fue la época en la que podíamos compartirlo todo: fotos, videos, y hasta las noticias de los amigos de Facebook. Todo estaba a solo un clic, y parecía que tener amigos en línea ya no tenía límites. Ahora disponías de toda tu vida social conectada en un solo lugar. Volvías a conectar con tus antiguos compañeros de la EGB, con profesores y compartías fotos que muchas veces hubieras deseado que se quedaran en el cajón de los recuerdos, y todo sin salir de la aplicación, lo cual, era súper práctico si tenías contacto repartidos en ambas aplicaciones.
La integración de Messenger con Facebook fue un hito clave que marcó el principio del fin para Windows Live Messenger, pero también fue una señal de cómo nuestras interacciones digitales estaban cambiando.
En 2012, Windows Live Messenger lanza su última actualización en la que ya se integraba con la que iba a ser su sucesora: Skype.
Cada versión de Messenger fue un pedacito de historia digital para los que crecimos con él. Messenger no solo nos conectó, sino que nos hizo sentir cerca a unos de otros.
El fin de una era
La última versión de Messenger era más una despedida que otra cosa. Teníamos un botón para conectar con Skype, y sabíamos que era cuestión de tiempo para decir adiós. Pero Skype, no era lo mismo, era una aplicación de mensajería pensada para empresas y no tanto para los que utilizábamos Messenger. Aunque no fue la única diferencia significativa.
Para aquel entonces, todo estaba cambiando. Las redes sociales estaban en su auge, habían comenzado a ocupar ese espacio íntimo que antes pertenecía solo al chat. Pero muchos de nosotros, seguimos usando Messenger hasta el último día, resistiéndonos al inminente cierre.
Cuando MSN Messenger nos dijo adiós en 2013, no fue solo el fin de una aplicación, sino el cierre de una etapa en nuestras vidas. Para muchos de nosotros, Messenger fue la puerta de entrada a un nuevo mundo, donde la distancia entre amigos, novietes y familiares se acortaba con un solo clic. Era el espacio donde nos sentíamos realmente conectados, donde los zumbidos rompían silencios incómodos y un emoticono decía más que mil palabras. Fue el escenario de conversaciones interminables, confesiones tímidas a través de la pantalla y hasta corazones rotos en forma de un simple «estoy desconectado».
Los millennials crecimos con Messenger. Aprendimos el poder de estar “ausentes” y la estrategia detrás de elegir un buen estado personal. Se quedan en el recuerdo de muchos de nosotros las tardes jugando al buscaminas con amigos, los zumbidos cuando queríamos llamar la atención o molestar, las videollamadas a cualquier parte del mundo, y las conversaciones a medianoche escribiendo lo que no te atrevías a decir en persona. Cada actualización era una pequeña revolución, un cambio que marcaba una nueva fase en nuestras vidas digitales. Pero como todo lo bueno, tuvo que llegar a su fin.
El Nacimiento de Nuevas Conexiones
Aunque Messenger desapareció, dejó una huella imborrable. Sus sucesoras, Skype, WhatsApp, Facebook Messenger o Telegram, llegaron para llenar el vacío, pero nunca pudieron reemplazar toda esa magia inicial.
WhatsApp nos trajo la inmediata, Facebook Messenger la integración total con nuestras redes, y Skype nos dio la oportunidad de vernos cara a cara con quienes estaban lejos y se implementó en miles de empresas para hacer la comunicación entre trabajadores más ágil. Las videollamadas, los stickers, los mensajes de voz… todo evolucionó, pero Messenger nos enseñó el valor del primer «hola» digital.
WhatsApp y Telegram ahora nos acompañan en cada momento del día, llevando el legado de lo que alguna vez fue Messenger: la necesidad humana de estar cerca, aunque estemos lejos. A través de estas plataformas, seguimos compartiendo risas, secretos y noticias. Pero los que vivimos esa era, los que escuchamos ese pequeño sonido de inicio cuando alguien se conectaba, sabemos que nada será igual.
Por cierto, Messenger, a efectos de privacidad, era bastante más amigable respecto a sus sucesoras, ya que las nuevas aplicaciones de mensajería instantánea como pueden ser Whatsapp o Telegram requieren de tu número teléfono móvil para ser utilizadas. Messenger solo requería de una cuenta de correo electrónico, lo que te permitía, en caso de no querer compartir tu cuenta de Hotmail, crearte una nueva, sin necesidad de compartir ni tu cuenta original, ni tu número de teléfono móvil.
Pero poca era la consciencia que teníamos para aquel entonces sobre compartir archivos, enlaces o datos personales, ya que no era habitual que pudieran contener un virus, o al menos, no desconfiábamos como podemos hacer ahora. Claro está, que la ciberseguridad y la información que teníamos para aquellos tiempos estaba en pañales, y muchas de las buenas prácticas que conocemos hoy en día, simplemente ni existían.
Cierro mi ensayo haciendo una reflexión, la mensajería instantánea que conocemos hoy en día no hubiera sido posible sin una era post Messenger. Hoy, WhatsApp, Facebook o Telegram son las principales aplicaciones de mensajería con las que contamos, cada uno con su propio enfoque, pero todas construidas sobre los cimientos que Messenger creó: la comunicación en tiempo real, los emoticonos que reflejan emociones, y la conexión global.
La evolución nos ha llevado a una mezcla entre mensajería instantánea, videollamadas, redes sociales y aplicaciones multifuncionales, hoy ya desde nuestros teléfonos móviles inteligentes. Este cambio nos muestra cómo pasamos de la mensajería simple de texto a un escenario digital más grande e interconectado, con múltiples capas de interacción. Messenger cerró un ciclo, pero dio paso a aplicaciones que nos acompañan en todos los aspectos de nuestra vida diaria.
Un Legado que Vive en Nuestra Memoria
Messenger fue más que una aplicación sencilla, fue parte de nuestra adolescencia y juventud. Nos conectaba en una época en la que tener internet, un ordenador, una webcam y estar en línea era un privilegio, donde cada conversación tenía un significado especial. Con su adiós, cerramos una etapa, pero llevamos con nosotros todas esas conversaciones que definieron amistades, relaciones y momentos que aún recordamos con cariño.
Hoy, aunque usamos otras aplicaciones, recordamos Messenger como el primer lugar donde realmente sentimos que el mundo digital podía acercarnos a las personas que más queríamos. Fue el preludio de todo lo que vendría después, pero para nosotros, siempre será el lugar donde todo comenzó. Un lugar lleno de zumbidos, guiños y conversaciones que, aunque hayan quedado en el pasado, siguen vivas en nuestra memoria.
Montse Vidal Martins.
Bibliografía
de MoodGeek, V. T. las E. (2017, noviembre 7). La historia del Messenger. Mood Geek. https://moodgeek.com/2017/11/07/la-historia-del-messenger/
Migma. (2023, enero 29). – YouTube. Youtu.Be. https://youtu.be/Rv5przzoU9Q?feature=shared
Puerto, K. (2022, julio 23). 23 años del Messenger de MSN, el chat que marcó a los millennials. Blog de Lenovo; Blog Lenovo España. https://www.bloglenovo.es/23-anos-del-messenger-de-msn-el-chat-que-marco-a-los-millennials/
Wikipedia contributors. (s/f). MSN Messenger. Wikipedia, The Free Encyclopedia. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=MSN_Messenger&oldid=162174895
ChatGPT: Prompt utilizado: Revisa la ortografía y la morfosintaxis del texto que te pego a continuación y hazme propuestas de mejora.
Debatecontributions 1en MNS Messenger. Una herramienta que cambio la manera de comunicarnos
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Es curioso cómo estos «fragmentos de software» son parte de nuestros recuerdos y vivencias! Muy buen recuerdo y gracias por recuperarlo